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domingo, 9 de diciembre de 2012

Tengo todo lo que siempre quise, amigos, familia y muchas historias para contar.

Un beso en un cajón, guardado en el rincón, con lágrimas alrededor. Mil promesas rotas, quinientas historias por contar. Un corazón herido, otro despreocupado. Sólo el tiempo podía remendar. 
Una mágica pastilla apareció de repente para sanar cada una de las grietas de aquel pobre corazón. Y junto con la cura mágica una enorme sonrisa se creó. 
El tiempo pasó, el reloj se rompió, y una noche como cualquier otra, aquel ladrón del alma volvió a corromper. Ya no era lo mismo, ahora era al revés. 
Será la razón que siempre busca lo que no puede obtener? Será que el mundo le devolvió lo que nadie quisiera querer?
Ya no eran los mismos corazones encontrados, el mío ya estaba sanado el suyo un poco subestimado. 
Ya no era lo mismo, el tiempo había barrido el desierto de promesas, otros besos habían sanado a ese pobre corazón,  las cicatrices vivían para contar una nueva historia que, por cierto no lo incluía sin ninguna razón. 

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