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viernes, 7 de marzo de 2014

Hablemos de clavos que dejan marca.


Siendo vos un clavo y yo la madera, te asentaste en mi tan hondo y por tanto tiempo que hasta llegaste a oxidarte y, al momento de querer sacarte, te partiste en la mitad dejando algo tuyo en mi, algo que después de tantos años sigue ahí.
Y por más que alguien nuevo quisiera ocupar tu lugar, cada vez que entraba te clavaba a vos un poquito más, recordando el dolor de no poder tenerte entero. Y siempre que alguien nuevo llegaba, vos te ibas alejando, pero nunca permitiste sentirte olvidado. 
Hace seis años escribí tu primera historia, y acá estoy, siempre queriendo dar final a lo que casi tuvo principio. Sabiendo que nunca vas a leer lo que te quise y jamás vas a sentir lo que te escribo. 
Pero siempre a pesar de todo, el círculo vuelve a empezar. Y sé que cada tanto te gusta retroceder y volver a ser entero como lo fuiste alguna vez, y sé que tarde o temprano te vuelves a ir, finalizando en el comienzo de la misma historia una y otra vez. 
Hablemos de clavos que dejan marca.

viernes, 31 de enero de 2014

¿Y quién sabe?

Me acostumbré a preguntarme cada vez que te miraba si esta seria la vez en la que todo podría tener sentido sin saber que va a acabar. 
Siempre tuve miedo a no poder cerrar los ojos entre cada beso; ahora ya es una obstinación a creer que la otra persona te quiere de verdad. 
Y yo no se si vos, tus ojos, o simplemente tu voz me hacen creer en una realidad distinta, sin ruidos o interrupciones, solo tus suspiros y los míos, nada más. 
Y quién sabe el por qué, del brillo en tu mirada cada vez que me miras, o el quizás que esconden tus caricias cada vez que respiras sobre mi piel. Y quién sabe si vos y yo vamos a ser siempre dos, y quién sabe si yo siento lo mismo que vos, y quien sabe... 

Hoy es si, mañana una duda. 

domingo, 22 de diciembre de 2013

Hay veces que soy y otras que me dejo ser.

Hay veces que es necesario entender que no para todo hay una razón, que las cosas a veces pasan porque así tenía que ser, que en la vida siempre hay momentos que te hacen reír, como también hay de los que te hacen llorar. 

Hay veces que es mejor no planear, que hay que dejar las cosas pasar por su naturaleza, que asomarse a la ventana, ver el paisaje y recordar que para todo hay solución es la mejor manera de hacer pasar el tiempo. 

Hay veces en que las lágrimas te conectan con lo que va a venir, ya que nunca sabes quien las va a secar. 

Y hay veces que lo que está por venir, puede ser lo mejor, como también hay veces que no.