Quedaban solo miradas distantes, que en su fondo guardaban algo de verdad. Las esquinas callaban gritando que alguien las habite una vez más.
Otra vez la misma pieza, pero sin nosotros queriéndonos como solíamos hacerlo. Escaseaban las palabras, chocaban las miradas, crecía la distancia.
Nos moríamos de ganas de un abrazo más, pero el orgullo siempre ganó la guerra del "quiero y el puedo" del "perdón y del volvé".
Aunque varias veces logramos derrotarlo en el intento de intentar una y otra vez sabiendo que terminaríamos en el mismo hueco que nos originó, un simple "perdón" bastó para sentir una vez más, para confundirnos entre labios, para revivir lo que se estaba enfriando, para no olvidarnos jamás...
(Hoy y siempre en mis recuerdos, que cada tanto, algún sábado se reviven para no caer en el olvido)
wow, me gusto mucho tu entrada..
ResponderEliminarMa Belle Catastrophe
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