Seguidores

viernes, 12 de julio de 2013

Last letter to you.

Cuanto pesa la ausencia cuando te das cuenta que ya no recuerdas ni una gota de su voz. 

Fueron más de 15 las comas que acordamos cuando de entrada sabíamos que allí se ubicaba el punto final. 

Nos dimos cuenta que la distancia ya era inmedible, que las palabras ya no tenían la misma entonación.

Cuando mi piel olvida tus caricias, solo quedan memorias borrosas de lo que solíamos ser. 

Mientras nuestras pasiones se extrañan, nosotros nos empeñamos en alejarnos cada día un poco más.

Quizá algún día nos volvamos a cruzar, y aquella luz se vuelva a encender. 
Quizá volveremos a ser lo que fuimos, quizá volvamos a los rincones desnudos que carecen de luz pero que derrochan pasión.

(Sólo quizás) 

O tal vez sea mejor dejar ir lo que nunca fue tuyo, lo que te hirió más de una vez, pero lo que al fin y al cabo, te enseñó a ser suficientemente fuerte para bancar todos los escalones mal dados. 
La vida nos da golpes duros por algo, te obliga a aguantar para aprender. 
De los golpes nos hacemos fuertes, sólo hay que saber cuando pegar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario