Seguidores

martes, 10 de septiembre de 2013

Iluminando rincones.

Siempre fuimos parte de una historia de un callejón sin salida. Caminando sin rumbo, desviándonos de vez en cuando pero siempre encontrándonos en el mismo lugar, en la misma esquina, en las mismas palabras.
El problema creo yo, no fue el callejón, el problema amor, fue que caminamos como desconocidos que jugaban sin darse cuenta a ver quien tropezaba mejor.
Siempre caída a caída, nos conocíamos un poquito más, siempre pensando que los tropiezos eran la única forma, nunca queriendo como lo hacen los demás.
Debo aceptar que hubo veces que nos extinguíamos a besos, que no había momento que compare lo que sentías en ese entonces. Le dábamos luz al mismo callejón de siempre, a las esquinas oscuras que siempre nos gustaron tanto.
Y poco a poco nos acostumbramos a necesitar de esa piedra, que cada tanto te hacía caer para luego volverte a levantarte. Nos acostumbramos a querernos a nuestra forma, a odiarnos una vez por día, a volver siempre al mismo rincón, a la misma emboscada, de un corazón con ganas de ser querido de una forma que nadie más que vos y yo sepan entender.

No hay comentarios:

Publicar un comentario