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sábado, 14 de septiembre de 2013

A besos sin compromiso queda prohibido enamorarse.

Cada caricia era una perdición, para mi, para el, para los dos. Interrumpiendo lo mejor de las pasiones cada tanto con una sonrisa, es como caímos en este juego. 

Siempre besando para olvidar, sin compromiso alguno. Y en este juego que dice llamarse amor, el que aguante las sonrisas que brotan de tu boca cada tanto cuando lo ves, es quien gana. 

Sabemos bien que no somos más que dos simples escondites que quieren encontrarse una vez cada tanto, que ninguno de los dos se lleva el primer puesto. Competimos para ver quien resiste más cuando los dos sabemos que eso de competir solo es una excusa.

Y el que se enamora pierde, así como siempre. Pero es difícil ganar cuando los dos ya perdimos hace ya rato, cuando preferimos las sombras, los lugares escondidos, cuando nos curamos a besos, y nos arruinamos a sonrisas. 

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